El gran regreso hacia adelante de la economía hacia la oikonomía
Par Pierre Calame le mardi 29 mai 2018, 15:41 - Lien permanent
Sólo podemos luchar contra un modelo de pensamiento, obsoleto pero que tiene el mérito de ser coherente, sentando las bases de una alternativa dotada de una coherencia de igual fuerza. Mi búsqueda va en esa dirección.
Desde que en 2009 se publicó en las Ediciones Charles Léopold Mayer (ECLM) mi voluminoso libro intitulado “Ensayo sobre oikonomía”, tenía ganas de extraer de allí un libro pequeño. Ya está hecho. Acaba de publicarse en las ECLM un pequeño tratado de oiknomía. En adjunto encontrarán el índice. El primer libro cuenta una investigación, el segundo expone los resultados de la misma.
Mis ganas y mi necesidad de formular otra teoría de la economía no nacieron ayer.
Ya en 1971, mientras trabajaba en desarrollo urbano en Argelia, había descubierto que el “velo monetario” impedía distinguir los flujos de intercambio de un territorio con el exterior de los flujos de intercambio internos, lo cual dificultaba la comprensión de su realidad.
Luego, mientras dirigía los servicios del Ministerio de Infraestructura en una región en plena crisis industrial del Norte de Francia, había constatado que nuestra concepción de la moneda y de la economía hacía prácticamente imposible movilizar las fuerzas desempleadas para ponerlas al servicio de las necesidades insatisfechas.
Las dos últimas décadas del siglo XX confirmaron mis dudas y agregaron un componente esencial: la incapacidad de la teoría dominante para manejar las relaciones –decisivas- entre la humanidad y la biosfera.
Necesitamos otra teoría económica. Candidatas no faltan: desde la economía marxista hasta el desarrollo auto-centrado, desde la economía social y solidaria hasta el desarrollo sostenible. Pero ninguna responde a las exigencias.
Desde hace algunos años, en un contexto de desilusión frente a las grandes ideologías, florecieron y florecen millones de innovaciones locales. ¿Bastará con esperar a que se multipliquen para que emerja una economía a la altura de los desafíos que plantea la transición? Lo dudo.
Sólo podemos luchar contra un modelo de pensamiento, obsoleto pero que tiene el mérito de ser coherente, sentando las bases de una alternativa dotada de una coherencia de igual fuerza. Mi búsqueda va en esa dirección.
La etimología me puso sobre la pista. Hasta mediados del siglo XVIII se hablaba de oikonomía y no de economía: de oïkos (casa) y nomos (ley). La oikonomía designaba el sabio gobierno de la casa para el bien común de la familia. Entendamos en el siglo XXI: “el sabio gobierno del planeta al servicio del bien común de la humanidad”. La oikonomía es por lo tanto una rama de la gobernanza.
Habiendo demostrado con el correr de los años que la gobernanza tenía que cumplir con cierto número de principios constantes, me encontraba pues en un territorio conocido. De allí la idea de “gran regreso hacia delante de la economía hacia la oikonomía”: “gran regreso” porque los desafíos del siglo XXI, la gestión de un planeta delicado y frágil, son muy comparables a los que prevalecían antes de la revolución industrial; “hacia adelante” porque esos desafíos deben ser afrontados con todos los recursos intelectuales y técnicos de los que disponemos en la actualidad.
De allí la idea de armar el pequeño tratado. En la primera parte, someto la economía actual a los criterios que se desprenden de los principios de gobernanza, lo cual pone de manifiesto sus falencias. En la segunda parte, exploro lo que debería ser una oikonomía que pudiera cumplir con esos principios. Eso me lleva a rever, por ejemplo, la legitimidad de los actores de la economía y de las finanzas, la moneda, los regímenes de gobernanza de los bienes, el papel de los territorios y de las cadenas de suministro.
La oikonomía no es un paquete llave en mano, una doctrina lista para ser aplicada y punto. La oikonomía será el fruto de una invención colectiva guiada por los principios de la gobernanza. Este pequeño libro que escribí propone un marco para esa invención.