Refundar Europa junto a sus ciudadanos: tras las elecciones italianas, es más necesario que nunca
Par Pierre Calame le jeudi 15 mars 2018, 12:13 - Lien permanent
No se ha podido lanzar un proceso instituyente antes de las elecciones para el Parlamento Europeo. Lancémoslo después de las elecciones. Comencemos a prepararnos este año, a través de iniciativas más experimentales, a través de pruebas piloto a nivel local. Pero, por favor, no renunciemos a hacerlo.
Las dificultades británicas frente al Brexit le dieron por un momento a las instituciones europeas la idea de que la crisis había quedado atrás. ¡Cataplúm! Las elecciones italianas vuelven a poner las cosas en su lugar. Uno de los países fundadores de la Unión, uno de los más fielmente eurófilos, manifiesta en las urnas su pérdida de confianza en Europa. Eso lleva agua al molino de Trump, Putin y Erdogan, para quienes el éxito de Europa desmentiría brutalmente sus tesis.
Pues antes de ser un reto para los pueblos europeos, la construcción o el desmembramiento de Europa plantea una cuestión a nivel mundial: demostrar o refutar que la superación pacífica de las soberanías o, para decirlo como la jurista Mireille Delmas Marty, el paso de la soberanía solitaria a la soberanía solidaria, es posible (ver adjunto: ¿qué tipo de Europa necesita el mundo?).
¿Imaginamos al futuro gobierno italiano precipitándose para organizar consultas ciudadanas? ¿Imaginamos que los diálogos por internet reflejarán las preocupaciones de todos los ciudadanos? En enero, en mi entrada anterior, yo mencionaba el hecho de que ya era demasiado tarde para organizar un verdadero proceso instituyente ciudadano antes de las elecciones europeas. ¿Es esa una razón para renunciar a hacerlo? Las elecciones italianas me han convencido de lo contrario.
¿Qué tipo de Europa necesita el mundo? Una Europa lúcida en relación a los grandes desafíos mundiales del siglo veintiuno: lograr que surja una comunidad de destino; ponerse de acuerdo sobre valores comunes para manejar juntos un planeta único y frágil; iniciar una revolución de la gobernanza que dote a las sociedades de una nueva capacidad para gestionar desafíos complejos y en multiniveles; concebir e implementar la transición sistémica hacia un modo de vida, de producción y de consumo que permita garantizar el bienestar de todos respetando los límites del medioambiente. De la capacidad colectiva para asumir esos desafíos depende el porvenir mismo de nuestros hijos y nietos. Cada uno de esos desafíos encuentra su traducción concreta en Europa.
Ése es el hilo conductor de la refundación del proyecto europeo. Hace sesenta años, cuando el Tratado de Roma sentó las bases de la Unión Europea, ninguno de estos desafíos había sido identificado. Entonces, ¿qué respuesta puede y quiere darles Europa hoy en día? Ésa es la base del cuestionario que debemos hacer llegar a los ciudadanos (documento adjunto: Preguntas sobre Europa: ¿cómo afrontar los cuatro desafíos del siglo XXI, sesenta años después de la firma del Tratado de Roma?).
No se pudo lanzar un proceso instituyente antes de las elecciones para el Parlamento. Que conste. Lancémoslo después de las elecciones. Comencemos a prepararnos este año, a través de procedimientos más experimentales, de pruebas piloto a nivel local. La región Bourgogne Franche Comté (Francia) y el Land de Renania Palatinado en Alemania (anexo 3), la région Centre Val de Loire en Francia (anexo 4) y Eurocities (anexo5) nos abren el camino para comenzar.
Por favor, no renunciemos a hacerlo. Europa vale la pena.